La muralla es el gran elemento del patrimonio monumental que caracteriza a la ciudad. Desde su fundación por Alfonso VIII hasta el día de hoy. De muro protector hasta límite del casco histórico. Sólo traspasable por sus bellas puertas:
La puerta del Clavero y el postigo del Salvador fueron reconstruidos en las últimas décadas, mientras que la puerta de Talavera y la puerta del Carro no se han podido conservar.
Junto a la muralla luce majestuoso el acueducto medieval, que era la vía de entrada del agua que llegaba desde la sierras de Cabezabellosa y El Torno a la ciudad. Construido en el siglo XVI, hoy se erige como atracción monumental integrado en el corazón placentino. Cuenta con 200 metros de longitud y 55 arcos de medio punto que lo conforman.
De transición del románico al gótico, la denominada Catedral Vieja tiene en su exterior una bella portada románica de arco de medio punto con hermosas arquivoltas y escena incompleta de la Anunciación de la virgen en la hornacina superior del frontispicio.
Con tres naves y cuatro tramos con bóveda de crucería, que comenzó a construirse en el siglo XIII, presenta ampliación a mitad del siglo XV, con claustro rectangular de inspiración cisterciense, donde se encuentra la imagen gótica del siglo XIII de Santa María la Blanca.
Desde el claustro se puede acceder a la Capilla de San Pablo, antigua Sala Capitular atribuida a Gil de Císlar. Obra de estilo románico gótico con influencias bizantinas y orientales que alberga la imagen de la Virgen del Perdón. Sobre esta capilla se alza la afamada Torre del Melón.
Iniciado en 1498, el nuevo templo catedralicio se finalizó en el año 1578 con la intervención de varios arquitectos como Juan de Álava, Francisco de Colonia o Enrique Egas.
La catedral nueva tiene dos impresionantes fachadas renacentistas de estilo plateresco. La principal, obra de Juan de Álava, quien la terminó en 1558, y la del Enlosado, fechada entre 1538 y 1548, que es obra atribuible a Diego de Siloé.
En el interior, con tres naves y un crucero cubierto de bóveda de crucería, destacan en su nave central el Retablo Mayor, obra del siglo XVII, con lienzos de Mateo Gallardo, Luis Fernández y Ricci; y esculturas de Gregorio Fernández, donde destaca la imagen en madera del siglo XIII de la Virgen del Sagrario.
Llama especialmente la atención el Coro, uno de los más bellos de España, obra de Rodrigo Alemán en estilo gótico flamígero con escenas bíblicas y de animales. Sobresalen los sitiales del Obispo y los Reyes Católicos.
Integrada en la Asociación Europea para la Preservación y Salvaguarda del Patrimonio Judío y en la Red Nacional de Juderías (que presidió durante el segundo semestre de 2009), Plasencia contó con uno de los principales asentamientos sefardíes de Extremadura.
La presencia de los judíos en Plasencia es conocida desde el Fuero otorgado por Alfonso VIII en el año 1189, en el que hay referencias claras a la población judía. Ya en el siglo XV, la aljama placentina rondaba las 200 familias, con una gran sinagoga, la mejor y más antigua que había en Extremadura, en el lugar denominado «La Mota», situada en lo que es actualmente el Palacio del Marqués de Mirabel y el Convento Dominico de San Vicente Ferrer -sede de la exposición de pasos de Semana Santa.
En el Berrocal se ubicaba el antiguo cementerio judío del que aún se pueden ver restos de tumbas excavadas en la roca (más de 200), y que pasará a convertirse en Jardín Cultural de Plasencia con un centro de interpretación de la cultura sefardí y una impresionante vista de la ciudad del Jerte.
Como ciudad medieval, Plasencia es cuna de un notable legado religioso. Entre las empedradas calles de su casco histórico se reparten bellas iglesias y conventos, sin olvidar su rica imaginería local, que ha convertido a la Semana Santa en una de las más importantes de Extremadura.
Fuera del recinto intramuros, el visitante encontrará joyas como la ermita de San Lázaro o la Virgen del Puerto, patrona de la ciudad, desde donde se divisa un bellísimo paisaje de la ciudad y del Valle del Jerte.
Urbe palaciega
El atractivo complejo monumental de su casco histórico se completa con importantes palacios como la Casa de las Dos Torres o el del Marqués de Mirabel. Algunos recientes, otros de lejanas épocas.
Oficina de turismo
El convento de Santa Clara parte del deseo testamentario de Sevilla López de Carvajal, primera mujer del Bachiller Alonso Ruíz de Camargo. Pero diversas dificultades testamentarias supusieron que se retrasara en el tiempo y fuera su marido el Bachiller Alonso Ruíz quien tomara los deseos de su mujer y los llevara a cabo sobre el solar no de su difunta mujer en la calle del Rey, sino sobre sus mismas casas en la calle Santa María, hoy de las Claras.
Pretende que en sus casas principales, compuestas de patio, corral y vergel, se «haga un monasterio […] con una capilla de bóveda». Para «reparo y mantenimiento de las monjas, le deja la dehesa de la Salgada, en términos de Galisteo, con sus molinos y aceñas del río Alagón». Además, lega «doce o quince camas, con la ropa, preseas y todos los utensilios necesarios. Y manda vasos, ornamentos, libros para la iglesia del monasterio».
Será en el 1484 cuando los testamentarios del Bachiller, Beatriz de Monroy (su segunda mujer) y Diego de Camargo consigan del Papa Inocencio VIII, la constitución de la comunidad de monjas de Santa Clara de Plasencia por la comunidad de Tordesillas (Valladolid).
Las casas principales del Bachiller, que son el núcleo del convento, se configuraban en torno a un patio central con peristilo arquitrabado de dos pisos y sostenido por columnas, cuyos capiteles toscanos van acompañados de la heráldica Carvajal y Camargo, repetida en otros lugares del edificio. Las galerías se cubren con techumbre de madera plana, alfarje sostenido por vigas de madera que van sobre canecillos en forma de proa y lobulado. Las tabicas llevan decoración pictórica vegetal, de rosetas de cuatro lóbulos dibujadas en blanco. En el ala norte existen las dos salas principales de la casa, que aún se mantienen, cuya cubierta artesonada, lo más relevante de las estancias conventuales, presentan formas pictóricas vegetales, humanas (reales y fantásticas) y heráldica de la familia Carvajal y Camarga.
En el ala este, existen otras dos salas que mantendrían una estructura idéntica a las mencionadas, pero hoy nos han llegado bastante deterioradas y su artesonado prácticamente perdido, si exceptuamos el de la sala inferior que se ha logrado rescatar a lo largo de los trabajos de adecuación de esta última actuación. El ala oeste ha desaparecido y la galería del peristilo aparece embutida en el muro de la casa colindante, ya derribada en el año 1955 con motivo de la implantación de un almacén de la imprenta de Sánchez Rodrigo. Y la del sur, en contacto con la iglesia, debió en parte ser modificada al construirse la iglesia.
La iglesia ofrece una estructura de una sola nave, con testero cuadrado y bóveda de crucería estrellada de tradución burgalesa, cuya clave principal está enmarcada por terceletes que forman un cuadrado y las secundarias con formas de ángeles que sostienen escudos pintados (hoy borrados) de la familia fundadora y claramente representativos de estilo hispanoflamenco con ropajes angulosos y rostros estereotipados. El esquema de la bóveda es consecuente con la manera de construir de los maestros canteros Pedro y Francisco González, que son señalados como autores de la obra. El resto de la nave, seguramente de artesonado en su estado original, fue, con posterioridad, convertida en bóveda de ladrillo, por el deterioro de la primitiva.
Los materiales de la iglesia son los sillares en la Capilla Mayor y muro sur, siendo el resto de sillarejo y de tapial, al igual que en el resto del convento, con excepción de las molduras perfectamente labradas que forman las columnas, capiteles etc.
Significativa es la puerta de acceso a la iglesia por la calle de las Claras, con un arco de medio punto peraltado, arquivoltas y decoración exterior de arco conocpial, enmarcado por un alfiz y en su interior la heáldica de los fundadores.
El convento es ampliado con la adición de distintos inmuebles cercanos, como » una casa donde moraba un judío», que en el año 1495 fue cedida a los Reyes Catolicos, o , mucha importancia, la donación de las casas del Racionero de la catedral, Salvador Sánchez de Tamayo, el 13 de junio de 1565. Estas casas hacían esquina a la plaza de la Catedral y poseían salas con notables artesonados y patio.
Gratuita
927 421 843
Plaza Marqués de Puebla s/n
El Museo Etnográfico se encuentra dentro del Complejo Cultural Santa María, antiguo hospital del mismo nombre, fundado por Dª Engracia de Monroy en 1300 y situado en el centro urbano histórico placentino. Debido a las graves confrontaciones entre los linajes nobles durante este siglo, en 1406 se hace cargo del hospital el Obispado de Plasencia que, durante los siglos XVI y XVII, lo mejora y lo amplía.
Tras la desamortización de Mendizábal, en 1848, contiúna su labor hospitalaria bajo la gestión de la diputación de Cáceres, de quién todavía depende. A partir de 1985 la corporación provincial reconvierte el edificio en Centro Cultural, ubicando en él el Conservatorio de Música García Matos, la Escuela de Arte Rodrigo Alemán y de la Danza.
El museo ocupa la zona correspondiente a la ampliación realizada en el siglo XVIII. La rehabilitación, respetando las magníficas bóvedas de arista de ladrillo visto que cubren sus salas, ha introducido nuevos materiales y modernizado los espacios, adecuándolos al uso museístico. En 1989, se inaugura el Museo Etnográfico Textil, el primero de este género en la Comunidad de Extremadura. Al adquirir la colección y ponerla a disfrute público en este museo, la Diputación quiere contribuir a la conservación y puesta en valor del patrimonio etnográfico extremeño y rendir homenaje a la sabiduría popular por su importante contribución al enriquecimiento cultural de la región.
El museo exhibe un variado conjunto de objetos etnográficos, reflejo de formas de vida tradicionales, convirtiéndose en el intermediario entre los saberes, costumbres y usos de épocas anteriores y las actuales y, por ello, en espacios para la concienciación ciudadana en cuanto a su patrimonio, sus raíces y sus señas de identidad. Es también un centro de educación de primer orden, contando con un grupo de voluntarios culturales que, de forma desinteresada, realizan visitas guiadas y con unas fichas didácticas sobre aspectos de la cultura extremeña que se ponen a disposición de los profesores y alumnos.
En la actualidad el fondo sobrepasa las 5000 piezas, de las que la mayoría pertenece a la colección adquirida por Diputación al placentino Pedro Pérez Enciso. Otras, son fruto de donaciones y depósitos temporales de ciudadanos, que con esta acción desinteresada permiten completar la colección y que el museo ofrezca un mejor servicio. Geográficamente, la colección es representativa de una amplia zona, delimitada por Portugal y las cuencas del Tajo y del Duero, que abarca el norte de la provincia de Cáceres y algunas localidades de Ávila, Salamanca y Toledo.
Entrada gratuita
927 77 74 19
Rincón de la Magdalena, s/n
www.extremadurartesana.com/
Para la comprensión del asentamiento basta con una sencilla y simple lectura cronológica, establecida desde sus primeros momentos de ocupación hasta la contemporaneidad.
Ss. IX-X: en el flanco Suroeste de la población andalusí denominada Ambroz, se dispuso un barrio extramuros habitado por cristianos. Se trata de la mozarabía ambrocí articulada en torno a una iglesia cuya advocación resulta desconocida. Alrededor del templo existió un área cementerial cristiana donde se inhumaban los miembros de la comunidad mozárabe. Al Sureste del templo se dispuso la zona habitada, de la cual han llegado escasos restos, que muestran una significativa pobreza.
La iglesia debió mantenerse en uso al menos hasta el s. XI, aunque lo más probable es que la mozarabía fuera perdiendo densidad a medida que se afirmaba el proceso de islamización de la población.
En 1186, la ciudad es conquistada por Alfonso VIII, el edificio debía estar en ruina o en proceso de ruina. Poco después, quizás a la par que se concede el primer fuero a la ciudad (1189), se inició un programa constructivo que integraba el antiguo templo y lo ampliaba significativamente, se trata de la segunda iglesia construida en la Magdalena.
En 1197, es tomada por segunda y definitiva vez la ciudad por Alfonso VIII, acometiéndose la construcción de la muralla con un perímetro superior al del primitivo asentamiento, albergando en esta ocasión el entorno de la Magdalena, antes periurbano. La muralla fue terminada a principios del s.XIII.
Estando en proceso de obra, el templo fue arrasado hasta casi su demolición en 1196, tras la incursión almohade que puso término a la primera fase de ocupación cristiana de la ciudad. Los almohades no ocupan de forma efectiva la población, dedicándose exclusivamente a destruirla.
A lo largo de los Ss. XIII-XIV, se erige el tercer templo, el definitivo, templo del cual han subsistido hasta nuestros días algunos de sus principales elementos.
Durante la época moderna, se decora el espacio interior con diferentes esgrafiados, también se utiliza como espacio cementerial del Hospital de Santa María, tanto al interior como al exterior de la iglesia.
Las luchas napoleónicas. a principios del s.XIX, ponen fin al uso ritual de la Magdalena, destruyendo buena parte del templo y dejándolo inutilizado.
La Magdalena desde la desamortización, se convierte en un corralón en el que se cobijan ganados desde la primera mitad del s.XIX hasta bien entrado el s.XX.
Desde mediados del s.XIX (1861), un espacio doméstico ocupa el sector SE del templo al edificarse una casa en dos alturas y un horno, utilizada como tahona.
El interior de los ábsides conservados (NE y central) y las naves son utilizados como espacio municipal para usos diversos hasta inicios del s.XXI.
S.XXI, se acomete un importante proyecto de adecuación, restauración y puesta en valor de la Iglesia de la Magdalena por parte del Excmo. Ayuntamiento de Plasencia. Es hoy una sala de promoción de la artesanía del lugar.
927 01 78 42
Plaza de la Torre Lucía
Ubicado en la Torre Lucía, en la muralla de la ciudad, el Centro de Interpretación de la Ciudad Medieval, te ofrece una panorámica de la antigua Plasencia: sus orígnes, su carácter defensivo, su cultura, economía y sociedad. Objetos y restos medievales, paneles informativos, recreaciones audiovisuales y otros recursos te muestran cómo fue un día esta ciudad.
El entorno de Plasencia es verde. Pero no sólo su entorno. Un gran número de parques salpican toda la ciudad de un extremo a otro. Destacan, sobre todo, cuatro grandes pulmones verdes: Los Pinos, el Cachón, la Isla y la Coronación.
Los Pinos. Se trata de un parque ornitológico que está situado dentro del caso urbano. Su superficie supera las cinca hectáreas. La flora y la fauna que posee hacen de él un lugar de gran interés botánico y faunístico.
El Cachón. Puesto en valor no hace demasiados años, se ha unido recientemente, mediante una pasarela peatonal sobre el río Jerte, al vecino parque de La Isla para facilitar el paseo. Desde él pueden contemplarse unas interesantes vista de la ciudad.
La Isla.Es una de las grandes peculiaridades de Plasencia, un lugar de referencia para los placentinos durante todas las estaciones del año. Su nombre lo justifica el estar rodeado por las aguas del río Jerte. Durante el verano, el canal llamado el «río chico» se convierte en frecuentado lugar de baño.
La Coronación. Cercano al parque de Los Pinos, es un centro de ocio para todas las edades, pero especialmente para los niños que encuentran aquí un sito en el que jugar y disfrutar en sus numerosas instalaciones infantiles.
Texto y fotografías cedido por el Ayuntamiento de Plasencia.
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