Hoy hace 3 años de la declaración del primer estado de alarma por la pandemia. Y parece que fue ayer verdad?? O es sólo mi sensación??
Tranquilos TODO IRA BIEN.
No sé, supongo que en estos 3 años no hemos parado mucho a pensar en todo lo que vivimos aquellos días, en todo lo que cambió nuestra vida.
Una pandemia mundial, gente muriendo a diario, y la población encerrada en casa, viendo la vida pasar desde sus ventanas, sin tiempo de reacción, sin tiempo para prepararse para lo que estaba por llegar.
Creo que hubo cosas que todos vivimos por igual. No teníamos escapatoria. Los padres hicimos un master en manualidades, los más jóvenes (y los no tan jóvenes) hacían quedadas los fines de semana a través de video llamadas para tomarse unas birras, los retos invadieron nuestras vidas, que si fotos de pequeños, que si meter la cara en harina, dar toques a un rollo de papel higiénico. Este último en particular, había que hacerlo con cuidado, que todos nos acordamos del desabastecimiento de papel en los supermercados!!!
Y que me decís de la ola de nuevos cocineros y reposteros que aparecieron.
La cosa empezó a alargarse, y convertimos nuestras en casas en auténticos gimnasios. Por lo menos había que mantenerse en forma, que no teníamos mucho más que hacer.
Tranquilos TODO IRA BIEN.
Pero sin duda, había una cita ineludible todos los días, a la misma hora. Y era la hora de salir a aplaudir. A las 8, aplaudimos día tras día a todos los valientes que estaban en primera línea, luchando contra aquel maldito virus que nos tenía en jaque. Aunque, yo siempre pensé, que parte de aquellos aplausos, eran para cada uno de nosotros, por conseguir terminar un día más sin ver a nuestra familia, sin saber qué pasaría con nuestros negocios, por mantener la paz y la calma en una casa con niños, porque nuestros mayores siguieran resistiendo, porque la vida nos estaba golpeando fuerte, y la incertidumbre de lo que nos esperaba era nuestro peor enemigo.
Tranquilos TODO IRÁ BIEN.
No veíamos la hora de volver a salir, el gobierno empezó a dar palos de ciego, y comenzaron las diferencias. Yo en particular recuerdo lo mal que me sentaba ver a los perros en la calle y a mis gorriones enjaulados. O cuando nos dieron una hora para pasear, pero solo un adulto por niño. Ni siquiera puedo recordar más medidas, supongo que en aquel momento solo pensaba en que mi familia lograra cierta paz mental.
Tranquilos TODO IRÁ BIEN, nos repetíamos este mantra día a día.
Pero la realidad es que todo no fue bien. Todos cambiamos sin excepción. Cuando por fin volvimos a salir, no nos podíamos tocar, teníamos un metro y medio de distancia entre nosotros. Cuando por fin volvimos a salir, había que cuidar más que nunca a los mayores y personas con patologías que habían logrado sobrevivir. Cuando por fin volvimos a salir, todo había cambiado. Nos tuvimos que reinventar, tuvimos que adaptar nuestros negocios, nuestra vida social. Tuvimos que despedir a muchos seres queridos. Y eso te cambia.
Pero lo que yo tengo claro es que, aunque con cicatrices, salimos de aquella. Porque la vida va de eso, de seguir adelante pase lo que pase, con sus cosas buenas y malas. Porque cambiar, reinventarse, a veces nos descubre nuevos caminos. Porque con el tiempo solo recordamos lo bueno de cada situación, así somos!!! Y estoy segura que además de las mascarillas, el aislamiento y el maldito metro y medio que nos separó, todos contaremos a nuestros nietos, que nuestro mayor miedo fue la ausencia del papel higiénico, y lo demás quedará en el recuerdo, y en el aprendizaje de cada uno. Porque estoy segura que cada uno vivió su propia pandemia, y tendrá mucho que contar sobre aquellos días en los que todos soñábamos con que TODO IRÍA BIEN.
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